Revista Literaria

RAVENS - Poemas de Julio César Medrano

Julio César Medrano Pérez 
RAVENS
___________________________

          En ocasiones me conmovieron su rostro y sus labios sellados, que con inútiles gemidos trataron de vislumbrar el enigma. El bolígrafo decidió no acompañarme en la hazaña de despedirla sin palabras, de dejar las explicaciones para dios, y si no hay dios, espero que la policía olvide las copas, las velas, la mordaza, las sogas y los clavos.
        ¿Qué luna de marfil habrá caído al mar? Un negro puñado de aves me miran a los ojos como a un traidor, como si fuera el reflejo de la escoria. ¡Hum, como si yo tuviese apetito en este momento!
       Una aurora trémula ilumina sus piernas que reposan inmóviles. Persisto en elogiar mi sabiduría por haber hecho los nudos perfectos, por haber puesto los clavos en cada uno de sus dedos y haber escogido a Lovecraft para justificar la venganza, pero la tierra es incapaz de comprenderlo y condenará mi gloria, desconoce el placer y la belleza de retener el corazón de quien se ama.
       Un negro puñado de aves examinan al simpático cadáver y una brisa pútrida se alza en un imponente himno de rebelión mientras fumo, olvido, sonrío, olvido, sonrío, olvido, fumo…

Joan Miró, "Interior holandés", 1928

PURPLE MOTH
___________________________


       En el alba de otro invierno, cayó una hoja púrpura en el borde de su sombra. Caminaba bajo la lluvia sin poder arropar su corazón ensangrentado, nunca retrocedía a mirar una huella (realmente era alguien), solicitaba al desvelo acariciar sus parpados para escapar del sueño y poder sanar las heridas, para respirar de nuevo y no caer en pedazos, para asaltar a las llamas que menguaban en la tormenta.
       Negaba siempre la humildad que gritaba su cuerpo baldío: el resultado suicida; pero los gritos provenían de la tierra, de su miedo y desesperación. Decidió entonces reposar y olvidar su sendero.
       Nada era verdad, había perdido sus lágrimas en él, pero sabía que jamás secarían en sus brazos, que serían como una belleza frágil, una belleza perdida, sabía que el pasado lo era todo, que el amor volvería a ser nada en absoluto, que al fin lograba olvidar el camino… y que el mundo estaría muerto para ella cuando se posara la armonía.
        Encontraré la manera de ver bajo su piel, de insertarme como una polilla para deshacer el sueño miserable de amar.

* * *
Derechos reservados
©Julio César Medrano Pérez
COMPARTIR:

0 comentarios:

.